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martes, 28 de junio de 2011

DE LA PROHIBICIÓN DE REALIZAR ALTARES DURANTE LA PROCESION DEL CORPUS CHRISTI EN CIUDAD REAL



D. Rafael Torija de la Fuente, Obispo-Prior que prohibio los altares durante la procesión del Corpus Christi

Uno no sale del asombro, lo que hasta hace dos años estaba prohibido en nuestra ciudad por el anterior Obispo-Prior, D. Rafael Torija de la Fuente, ahora no se prohíbe, se autoriza e incluso se fomenta. Me estoy refiriendo a la instalación de altares en el recorrido procesional de la procesión del Corpus Christi. Decisión que me parece acertada, porque se deja que las Cofradías y Hermandades expresen su amor al augusto sacramento.

Pero voy hacer un poco de historia sobre la prohibición del montaje de altares en la procesión del Corpus Christi en Ciudad Real, ya que en 1996 una decisión desacertada, lastimo los sentimientos de una Asociación de Fieles, la Cofradía de la Flagelación, que acepto la prohibición, pero que no compartió en ningún momento.

Hay que tener en cuenta en primer lugar que la fiesta del Corpus, la solemnidad de su procesión Eucarística la ofrecen los fieles, el pueblo, expresando su sentimiento religioso. A lo largo de la historia de la iglesia, se han publicado normas sobre la procesión del Corpus para que las calles por donde pasa la procesión sean engalanadas, convirtiendo a la ciudad en un grandioso templo en honor de Jesús Sacramentado. Ya el “Rituale Romanum del Corpus, IX, V,1 promulgado por S. Pío V, dice textualmente: “Adórnese con decencia las paredes de las Iglesias y de las calles por las que haya de pasar la procesión, con colgaduras, tapices y con sagradas imágenes” y en sucesivas normas la Iglesia se anima para que Cofradías, Hermandades, Grupos, Movimientos y fieles en general manifestaran públicamente la fe en el Señor.



Altar que monto la Cofradía en la Plaza de la Merced en el año 1994

En el año 1992, la Cofradía de la Flagelación comenzó en la Parroquia de Santo Tomas de Villanueva, a realizar cultos en honor a Jesús Sacramentado con motivo de la festividad del Corpus Christi, con una Hora Santa que comenzaba tras la celebración de la Santa Misa con la exposición del Santísimo Sacramento y empezó a plantearse en participar en la procesión del Corpus Christi de alguna manera. Tras solicitar salir en el desfile procesional y ser denegado, la Junta de Gobierno acordó realizar un altar en la calle Toledo.

Así el primer altar fue montado en el año 1994 y el último en el año 1995, debido a una carta del ya citado Obispo-Prior, D. Rafael Torija de la Fuente, fechada el 14 de mayo de 1996 la cual decía lo siguiente:

“Sr. D. Emilio Martín Aguirre,
Presidente de la Hermandad de la Flagelación
Ciudad Real

Estimado amigo:

Hay que alabar el interés demostrado por la Hermandad que Vd. Preside en colaborar, desde su propia iniciativa, a que la procesión del Corpus Christi tenga el esplendor y la dignidad que corresponden a este singular desfile de la misma Eucaristía por las calles de nuestra ciudad.

Partiendo de esta valoración positiva de las intenciones de vuestra Hermandad, tengo, sin embargo, que haceros algunas observaciones, que espero las tengáis en cuenta, para que no introduzcamos en la procesión del Corpus elementos que son ajenos a la centralidad de la Eucaristía. Es la Eucaristía la que debe atraer toda la atención de los fieles tanto en la celebración de la misa como en la procesión. En este sentido, os hago fundamentalmente estas dos observaciones:

a) En primer lugar, me parece obvio que hay que evitar la decoración de las calles en forma de “altares”. Los “altares” se utilizan en nuestra diócesis en los casos en que la custodia es portada por el mismo sacerdote, facilitando así unos momentos, incluso de descanso material. Este no es el caso de la procesión en la capital ni en otras poblaciones mayores.

b) La hermosa decoración de nuestras calles con flores de jardines y campos, como homenaje, incluso de la misma naturaleza, a Jesús Sacramentado, no debe mezclarse con ningún tipo de exposición de imágenes del Señor o de la Virgen. En la procesión del Corpus, el único centro es la Eucaristía y hacia ese centro han de confluir todos los elementos utilizados en la procesión. Otros misterios del Señor y de la Virgen tienen ya en la liturgia y en la piedad popular de la Iglesia los días y momentos para su celebración y veneración. En la procesión del Corpus, no es ningún recuerdo, hecho imagen, el que desfila por nuestras calles; es el mismo Señor, presente en el Sacramento, el que se hace objeto de nuestro amor y veneración, manifestados en el desfile procesional. Todo debe confluir hacia ahí.

Altar del Corpus del año 1995

Espero que sabréis verter vuestro entusiasmo eucarístico de manera positiva y colaboradora, evitando todos aquellos elementos que restan centralidad al misterio que en esta procesión veneramos; y, muy en concreto, evitando la decoración de la construcción de altares y la exposición de imágenes del Señor, de la Virgen o de los Santos en el itinerario de la procesión.

Os envía un cordial saludo

+Rafael Torija de la Fuente, Obispo-Prior”

Así con esta carta se acabaron los altares de la Cofradía de la Flagelación, que con tanto gusto montábamos en la Plaza de la Merced. La Cofradía por su parte pidió al Obispo, amparándonos en lo dicho en el Concilio Vaticano II en el que se manifiesta que “los laicos como todos los fieles…, tienen la facultad, e incluso a veces el deber de expresar su opinión acerca de lo que mira al bien de la Iglesia” (LG. Nº 37), que recapacitara sobre su decisión, pero una nueva carta de fecha 24 de mayo, daba por zanjado este asunto y prohibía la instalación de altares.
Catorce años después, el pasado año 2010, una hermandad volvía a instalar un altar durante el desfile procesional, y este año 2011 han sido dos. Los dos con autorización eclesiástica, lo que viene ha desautorizar el pensamiento del anterior Obispo-Prior y espero que en un futuro las Hermandades y Cofradías se animen en decorar las calles con alfombras, altares y colgaduras y no se vea en ello como algo que quiere desviar la atención a Jesús Sacramentado, cuando es para todo lo contrario.

Carta del actual Obispo-Prior Emerito prohibiendo los altares

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