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domingo, 14 de septiembre de 2014

EL CRISTO DE LA SALUD, DE CIUDAD REAL


El Cristo de la Salud de la salesiana iglesia de San Ignacio de Ciudad Real

La  Compañía de Jesús – que fundara en 1540 San Ignacio de Loyola- tenía como fines principales el apostolado y la formación social y educativa, especialmente de las clases más necesitadas.    En la provincia de Ciudad Real hubo presencia Jesuita en Daimiel y Almagro, hasta la disolución ordenada por Carlos III.  Posteriormente, con el restablecimiento  por parte de Pio VII en 1814, hubo deseos de establecerse en la capital, si bien esto no se llevó a cabo hasta 1903.  Para ello se estudiaron varias ubicaciones, haciéndolo finalmente en la casa y solares de la familia de Francisco Ayala  Mira.

Uno de los hijos – Ángel Ayala y Alarcó- , que  había acabado estudios de Derecho en Deusto y  se formaba ahora  en la Compañía, habría de ser uno de los mayores protagonistas de la labor Ignaciana en la ciudad.  De acuerdo con sus hermanos y conforme al deseo de sus padres, cedió sus  propiedades para tal fin.    De tal modo y siendo Obispo D. Casimiro Piñeda, la antigua casa  familiar situada en Plaza del Pilar  c/v a Calle Ciruela quedó como Residencia y posteriormente se amplió para Seminario Jesuítico. El solar situado entre la Puerta de Ciruela y Alarcos ( posterior Romasol )  para juegos escolares,  y  otro cercado  con entrada por el Callejón del Tinte ( actual  calle Ramírez de Arellano )  para  cuadras, corrales  y otros servicios  que fueran necesarios.

Los primeros jesuitas que ocuparon la casa fueron los PP. Eusebio Goñi y  Angel Ayala, sus primeras visitas fueron a escuelas, cárcel  y hospitales. Posteriormente llegaron a la Residencia otros sacerdotes también clave en la historia de la comunidad en Ciudad Real.    Se conformó una modesta capilla con dos habitaciones de la planta baja, donde se decía Misa y se realizaban los Ejercicios Espirituales que distinguían a la Compañía. También, el P. Ayala  creó las Escuelas Nocturnas para Obreros, de donde surgió el Círculo Católico. Éste,  agrupaba la unión de dichos trabajadores y los llamados socios protectores (instituciones y clases sociales que favorecían el mantenimiento de las Escuelas) . Dada  la buena acogida que  éstas tuvieron, hubo de plantearse ampliar las instalaciones. Así se hizo posteriormente  por parte del P. Herrera en 1907, creando las “Escuelas de Día”, para hijos de obreros y de socios protectores.

Las actividades apostólicas y pedagógicas tuvieron muy buena aceptación , y se planteó construir una iglesia acorde con las nuevas realidades. Se adquirió el solar contiguo a la Residencia y se construyó con inspiración en la también Capilla jesuita del Colegio de S. José  en Villafranca de los Barros , realizada con planos del  P. Provincial y arquitecto  José María Pagasartundúa   junto con  D. Enrique Fort . Así pues quedó  bendecida con Misa Solemne el 27 de Marzo de 1914, por el Obispo D. Remigio Gandásegui Gorrotáchegui.    El P. Jesús  M . de la Mata en una de las  “ Cartas Edificantes”, relata con detalle el  Acto  y también la equipación del templo : La pieza principal del mobiliario fue el retablo de inspiración neogótica en madera y pan de oro, obra de  Mariscal , que  ocupaba principalmente el intercolumnio del cuerpo central del ábside .En el primer cuerpo se encontraba  el Sagrario ,en el segundo  un Calvario de tamaño normal   y a ambos lados, dos ángeles. Rematando el conjunto y casi llegando a la bóveda, una imagen  muy grande de S. Ignacio de Loyola, obra esta última de  José Alsina Subirach.   A ambos lados de la nave y próximos al presbiterio  contaba también con dos altares de cedro, dedicados al Sagrado Corazón de Jesús y a la Purísima Concepción respectivamente. Asimismo con un púlpito de la misma firma.

El Seminario Menor S. Ignacio para Jesuitas- que había creado en 1912 el P. Ayala- conocería ahora su máximo apogeo, comenzándose a cursar estudios de Bachillerato adaptados para la formación religiosa. La Residencia pasa a depender del Seminario,  y se crean las Congregaciones Marianas de S. Estanislao de Kostka, la de S. Luis  Gonzaga ( los “ luises “ ) ,las Hijas de María, Asociación de la Buena Muerte, Adoración Nocturna y la Acción Católica  de la mujer entre otras instituciones, al tiempo que continúan los Ejercicios Espirituales y otras actividades  mencionadas en la llegada de los primeros jesuitas. Era Obispo  entonces D. Javier Irastorza.

El jesuita Padre Ayala y Alarcó 

Tras de tiempos vienen tiempos y la Constitución  de 1931 declaró disueltas las órdenes religiosas que tuvieran voto de obediencia a una autoridad ajena a la del Estado, siendo sus bienes nacionalizados y destinados a fines benéficos y docentes.  Las Reglas de S. Ignacio –además de los pobreza, obediencia y castidad, tenían un cuarto que literalmente decía  : «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia- su Esposa- bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra» , de modo que los Jesuitas de nuestra ciudad  no serían ajenos a la segunda expulsión nacional, decretada el 23 de Enero de 1932.   Si bien en el aspecto general de violencia que sufrieron muchas instituciones  católicas desde el comienzo de la Segunda República en Mayo de 1931  no afectó prácticamente a Ciudad   Real,  con la disolución  e incautación se abrió un paréntesis en la historia jesuítica en  la ciudad.   Casi de incógnito, tuvieron que trasladarse a otras comunidades y particulares que les acogieron. Un pequeño grupo de alumnos del Seminario Menor junto a algunos profesores jesuitas, se asentaron en el Seminario Diocesano ante la invitación y  el riesgo que ello supuso para el entonces Obispo  Narciso Estenaga  Los donativos y limosnas de los fieles fueron el sustento de todos ellos durante este periodo.  No obstante y casi de incógnito, no dejaron en la medida de lo posible  algunas actividades, si bien lógicamente cada vez fue menor el número de religiosos que quedaron en la ciudad.

Cuando llegó el año 36 solamente eran cuatro:  los PP. Manuel González, José Sánchez Oliva , Antonio Sanchíz Martínez  y Domingo Ibarlucea  Oregui .  Al poco de estallar la Guerra, sufrieron el mismo destino que la mayoría del clero,  templos y conventos.    Nos cuenta el P. Joaquín Calvo que los jefes de izquierdas, luego de desvalijar Comunidades de Monjas, el tesoro de la Catedral y las alhajas de  la Virgen del Prado, fueron acosados para que se les entregara lo que poseyeran. El P. Sánchez Oliva les entregó el poco dinero que tenían, siendo detenidos no obstante  y llevados al Gobierno Civil donde permanecieron retenidos.  Los días 8 y 9 de Septiembre fueron fusilados junto a otras personas en Las Casas y Carrión respectivamente  (como sabemos, el Obispo Estenaga  y su secretario Julio Melgar  habían corrido la misma suerte anteriormente).   La iglesia –que durante la contienda fue  destinada a almacén militar e Intendencia- fue objeto del saqueo y vandalismo: el retablo, junto  a los otros altares e imágenes  fue destruido y en su mayoría destinado a leña como casi todo el patrimonio escultórico religioso de templos y Hermandades de Semana Santa.    El Seminario menor estuvo destinado al albergue de soldados y fue la parte más deteriorada.  No obstante , en la  Residencia –que desde el año 1934 fue convertida en Museo Provincial-  se custodió para ser preservado algún mobiliario y obras de arte por parte de la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico.

Pasada la guerra – si bien la arquitectura de la iglesia no se vio demasiado afectada-        el conjunto de edificios de los Jesuitas era desastroso, por lo que el entonces P. Provincial  Gómez Martinho  se planteó cerrar la Institución ante las escasas expectativas económicas para su reconstrucción.  La población reaccionó muy positivamente  y aunque despacio, se pudieron arreglar los deterioros  y retomar la actividad.   Acabados de restaurar los edificios,  el Seminario Menor –conforme a la sugerencia del P. Gómez y  el apoyo por parte del entonces Obispo D. Emeterio Echevarría – se convirtió en Casa de Ejercicios  para Obreros .  Impulsado  por el  P. José Avila primero y luego por el P. Soloaga se crearon las Escuelas Primarias  y posteriormente las Escuelas Profesionales que tomaron el nombre del Hermano Gárate  en memoria del Beato jesuita de Azpeítia. Al tanto de todo como siempre la mano del P. Ayala, que si bien se encontraba destinado en Madrid, nunca dejó de favorecer la labor jesuita en Ciudad Real   que le vio nacer en 1867  y en la que pasó gran parte de infancia y juventud .

Con respecto a la iglesia, el 10 de Enero de 1943  se inauguraron los nuevos retablos del Altar Mayor y de los laterales con las imágenes del Corazón de Jesús y de la Inmaculada Concepción.  La realización  del conjunto fue obra de los madrileños  Talleres Granda  y  pagada por la familia Múzquiz de Ciudad Real, benefactora junto con la de Ayala de la obra jesuítica en la ciudad.   El  modelo para las imágenes del retablo fue realizado por  el valenciano José Capuz Mamano , que de manera similar se ejecutaron en otras iglesias jesuíticas: sirvan de ejemplo  La Encarnación de Montilla y  el Sagrado Corazón y S. Ignacio de La Habana ( Cuba).

Retablo anterior a 1936 de la Iglesia de San Ignacio 

En este punto  es de resaltar el origen de estos talleres.   Félix Granda Buylla ( Pola de Lena,1868 – Madrid, 1954 ) fue un sacerdote y artista que compaginó las dos vocaciones de manera brillante (  El P. Manuel J. Carrasco  Terriza nos indica que Granda tomó como lema parte del Salmo 25: “ Señor:  he amado la hermosura de tu casa ; me seduce el ideal de emplear todas mis fuerzas en embellecer tus templos y tus altares “ ).  Escultor, pintor y orfebre, obtuvo entre otros la Medalla de Oro de la Exposición de Arte Decorativo  del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1911. Creó unos  Talleres de Arte  en esa capital  en los que llegó a reunir  hasta 200 trabajadores  -entre ellos, los más destacados  artistas de la época: el mencionado José Capuz,  Julio Vicent, Juan Vargas, etc.  Retablos, esculturas y todo lo relacionado con el Arte Sacro, salieron de aquéllos para numerosos puntos de España e Hispanoamérica.  En la actualidad -con una Fundación creada en 1997  que lleva su nombre,   siguen  activos en Alcalá de Henares, realizando obras de arte para nuestro país y el resto del mundo.

La tarea   de nuestros  jesuitas  fue obteniendo señalados frutos    ( recordemos aquí entre otros – como curiosidad- la fundación dentro de la Congregación de María Inmaculada , de la Hermandad de Las Palmas en 1944 ). Para   favorecer especialmente a las clases con menos recursos,  se creó un internado  al tiempo que las Escuelas  alcanzaron gran prestigio en el terreno de la Formación Profesional. Fue importante la demanda de  alumnos ya formados por parte de Empresas, fundamentalmente de Electricidad, Mecánica, Electrónica, Comunicaciones  y Administración. Junto a la labor de los sacerdotes, es de destacar el elenco de profesores con el que siempre contó.  Por cierto que el P. Ayala – al que se le tributó un homenaje en Ciudad Real en 1953, falleció en Madrid en 1960 y sus  restos reposan junto a los de sus padres  y los cuatro mártires citados, en el Presbiterio de la iglesia. Era obispo en esta época D. Juan Hervás .

Pasando el tiempo, llegamos a 1983  y debido especialmente a la insuficiencia de subvención estatal  y la escasez de vocaciones, se temió por  la desaparición de las Escuelas. El P. Provincial Luis Tomás Sánchez del Rio –que anualmente realizaba una visita a  todas ellas- ya lo manifestó al entonces Rector  P. Peñaranda.   Se plantó entonces la posibilidad de la transferencia a otro Estamento, conforme se había hecho en Aranjuez a través de los Salesianos.   Así fue y finalmente  se suprimió  el internado   y se  optó por que fueran los religiosos de S. Juan Bosco  los que continuaran con la labor que durante ochenta años habían llevado los Jesuitas.   El  31 de julio de 1986 –festividad de S. Ignacio de Loyola, y siendo Obispo D. Rafael Torija – con una Misa concelebrada se despidieron de Ciudad Real, si bien oficialmente   fueron transferidos los Centros de EGB y FP a los Salesianos  el 20 de Junio de 1987. Era el Provincial de éstos el P. Aureliano Laguna.

A lo largo de su estancia en la ciudad, entre una larga lista de  religiosos jesuitas, además de los mencionados se recuerda a los   emblemáticos: PP.  José Gálvez, Picaso,  Fernández, Vadillo , Gómez, Herrera,  Tarín,  Moreno,  Vito Martín  ,  Fernández,  Torres , Soloaga ,  Huidobro, Rodríguez, Romero, Quiroga, Martínez, Avila , Morán, Pérez, Inchaurbe,  Val,  Soloaga , Albares ,Sánchez, Cortés, Oliver, López, Suárez, Fesser, y los HH Felipe Aguirre, Fernández, Muñoz,  Roldán, Vilchez,  Elorza, Ginés,  Javier Horrillo, Andrés de la Fuente, Gómez Jaramillo  , Angel de la Peña, Aguirreche, Burguillos, Prieto y Sáenz Díez.

No obstante, el  importante legado de los Ignacianos continuaba  prácticamente de igual manera  la nueva  Congregación,  también  con experiencia en el  ámbito pastoral, docente y laboral. Los Salesianos habían venido  a Ciudad Real en 1962, al antiguo Hospicio  Provincial de la   Plaza de S. Francisco, fundando la Escuela Hogar “Sto. Tomás de Villanueva”. Ésta – conforme a la filosofía de D. Bosco-  se ocupaba de la atención   y formación de niños huérfanos y de familias con pocos recursos, especialmente con estudios Básicos y  Formación Obrera de  Profesionales en el campo de la Mecánica, Carpintería e Imprenta.

Un detalle del retablo mayor  actual 

La Escuela  “Hermano Gárate”  que antes estuvo con  la inspiración de San Ignacio de Loyola, ahora, a  los 52 años de la llegada salesiana a Ciudad Real- continúa la labor formativa con la de San Juan Bosco (Becchi, 1815 – Turín, 1888) .  En el Colegio se imparten  enseñanzas infantiles, Primaria, ESO, Bachilleratos, Ciclos de Grado Medio y Superior de FP en Administración, Electricidad, Electrónica  y Sistemas de Telecomunicación e Informáticos.  En el ámbito religioso destaca la Asociación de María Auxiliadora, inspiradora del Santo  italiano y la de Pozo D. Gil, de ámbito juvenil formadora. También cuenta con los llamados Cooperadores, y la  Asociación de AA.  En la actualidad son nueve los  Salesianos que están al cargo del Centro, y desde su llegada en 1987, varios han sido los Rectores: PP. Santiago Martínez Álvarez,( en dos ocasiones, simultaneando el primer curso 86-87  con el jesuita P. Fesser), Andrés Marcos Marcos,  Francisco Sánchez Garrido, Angel Neila Peinado y Honorio Rodríguez Martín.  Como directores del Colegio: PP. Luis Álvarez, Manuel Aparicio, Luis Alberto Guijarro, José Antonio Zazo y el actual que, este año  es el último en tal cargo, D. Joaquín Torres Campos.

Pues bien, en la actualidad, cuando se cumplen 100 años de la bendición de la iglesia Jesuita de Ciudad Real, podemos admirar el retablo de Granda en el presbiterio,  así como los altares laterales del Corazón de Jesús en un lado,  y   S. José con S. Luis Gonzaga y S. Estanislao de Kostka en otro.  También Mª. Auxiliadora y S. Juan Bosco  con St. Domingo Savio y la Beata Laura Vicuña. También se encuentra bajo el Coro la imagen de Rabasa de  Jesús montado en la borriquilla, perteneciente al paso de la   mencionada la Hermandad de las Palmas, que este año 2014 celebra el 70 aniversario de su fundación.

Como expresé anteriormente, en los comienzos del estallido bélico- conforme al contexto general de destrucción de ornamentaciones e imágenes de  conventos, templos y hermandades- , el retablo y altares de anteriores  corrió la misma suerte, destinado sobre todo para su venta como leña.    Pues bien: durante ese periodo   una señora compró un torso  serrado de un Crucificado, y lo conservó desconociendo su procedencia.  Cuando terminó la guerra se descubrió  casualmente que se trataba del Cristo que había tenido antes de la misma el primer retablo de la iglesia de los Jesuitas, a los que se lo entregó.  El Hermano Javier Horrillo encargó se le hiciera una peana y se colocó bajo el Coro.  Ésta  la realizó D. Juan Borja: carpintero –ebanista de la Casa que también había hecho los confesionarios y bancos de la iglesia entre otras cosas.  Enseguida esa imagen  mutilada fue objeto de una especial devoción, especialmente por su procedencia.

Cuando se hicieron cargo del Centro los Salesianos en 1987, el P. Santiago Martínez Álvarez  -encargado de la iglesia-  viendo el fervor que la escultura despertaba y  considerándolo uno más de los mártires del S. XX,  le puso la advocación de “CRISTO DE LA SALUD”.   La imagen, que junto a las otras mencionadas  se sigue venerando hoy a los pies del templo, es objeto de gran devoción, y  según  la Fundación Granda a través de su Gestora Cultural y Responsable del Archivo y Biblioteca , Dª. Emilia  González, manifiesta que si bien no se puede constatar la autoría del escultor,  su  factura recuerda a las obras de Julio Vicent Mengual  (Carpesa / Valencia, 9 de Mayo de 1891 -Madrid, 28 de Julio de 1940 ). Este  artista eminentemente imaginero  trabajó en los  aquellos Talleres, siendo también  maestro de escultura en ellos. Se trata de una talla   en madera policromada   con un perfecto estudio anatómico de la cabeza y torso de  Jesús  Crucificado – que agonizando -mira con expresión  serena a su Madre.

El P. Martínez Alvarez  (Acebes del Páramo / León ), que fue  Rector de varios Colegios Salesianos –entre ellos dos veces como se ha mencionado el de C. Real-  , Fundador y  Director de la Revista Misiones Salesianas, Delegado Provincial de la Asociación Provincial de María Auxiliadora,  Miembro del Consejo Presbiteral de la Diócesis  y perteneciente al Grupo Guadiana , ha publicado varios libros de Poemas  de todo tipo, pero con una inspiración común en todos ellos:  María Auxiliadora, San Juan Bosco  y ese CRISTO DE LA SALUD , junto al que tiene su confesionario  y del que se ocupa que ningún día le falten estampas con oraciones que él mismo compone desde que llegara al Colegio y quedara conmovido por Él.

Francisco Blanco Mena

DOCUMENTACIÓN / AGRADECIMIENTOS:

ARCHIVO GENERAL COMPAÑÍA DE JESÚS  EN ALCALÁ DE HENARES:  PP. Carlos López Pego, Amancio Arnáiz Arnáiz, H. Javier Horrillo / FUNDACION FÉLIX GRANDA : Dª. Emilia González Martín del Río / COMUNIDAD SALESIANA DE CIUDAD REAL: PP. Joaquín Torres Campos y Santiago Martínez Álvarez / OBISPADO DE HUELVA: P. Manuel Carrasco Terriza / BIBLIOTECA PÚBLICA DE LIRIA / D. José María García Marín / D. Juan Borja Fuentes / D. José Manuel Moreno Vázquez   / D. Antonio Serrano Juárez y Dª. Rosa Mª. Serrano Ruiz.


El salesiano P. Martínez Álvarez

1 comentario:

  1. Leo con gusto esta entrada, referida a la fue mi escuela durante cinco años. Solo hacer una observación, en el momento del traspado de la Compañía de Jesús a los Salesianos, en 1987, el Obispo de Ciudad Real no es quien aparece en el texto. Saludos.ARM

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