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jueves, 11 de junio de 2015

VILLA REAL. NOTAS PARA LA HISTORIA DE CIUDAD REAL



Centuria y media llevaba de existencia la puebla de Don Gil cuando el hijo de Fernando III el Santo, don Alfonso, fuera elevado al Trono, el que con más dotes para las letras que para la milicia pasaría a la historia como el décimo de los Alfonsos y con el calificativo de Sabio.

En el tercer año de su reinado viene don Alfonso a Pozuelo de Don Gil, en cuya aldea debía reunirse con los caballeros aragoneses y castellanos que por él habían sido llamados para ir a sofocar los levantamientos de los reinados de Jaén y Murcia. Durante su espera en la aldea y ante la vista del aumento de la misma y su situación geográfica, considera don Alfonso que este sitio de Pozuelo de Don Gil pudiera ser el más idóneo para llevar a cabo su propósito de fundar una “gran villa”, cabecera de aquella comarca que fuera nudo de enlace entre Castilla y los reinos andaluces sometidos por su padre y que, al mismo tiempo, pudiera servir de fuerte baluarte, dentro del campo de Calatrava, capaz de sobreponer el poder real al de los soberbios y díscolos maestres y caballeros de la Orden. Esto fue, según varios historiadores, el doble objetivo político que indujo a don Alfonso a fundar en Pozuelo de Don Gil su “bona y gran villa” dándole el nombre de Real.

El documento original de la Carta-Puebla de la fundación de Villa Real se conserva en buen estado en el archivo municipal. Esta firmada en Burgos a 20 de febrero de 1255 por los reyes don Alfonso y doña Violante, y confirmada por los caballeros principales del reino. En ella se señala como su escudo “la imagen del rey fundador en actitud sedente en su trono con sus atributos reales de cetro y espada, rodeado por un arco sillar y de una muralla que envuelve el conjunto y dentro de ella las casas e iglesias de la ciudad”.

Al estilo de la época concede don Alfonso a los moradores de la naciente villa numerosos privilegios y franquicias, dejando, inclusive, a varios de los caballeros de su comitiva para que se avecinen en la Villa. Es tal el interés que ejerce Villa Real sobre su fundador que éste no escatima en sus dádivas y gracias para sus moradores. Concede a los plebeyos el fuero de Cuenca y las franquicias de los caballeros toledanos a los caballeros villarrealengos, privilegios muy estimados en aquel tiempo. El propio rey quiso tener en la Villa su propia “casa” y manda construir su Alcázar Real.

Al disfrute de tan generosas dádivas, corren, en efecto, gente de todas clases y categorías de los pueblos vecinos y lugares cercanos, deseosos de mejoramiento de posición, entre los cuales se encontraban gran número de moros y judíos los que en este tiempo gozaban de cierta protección de los reyes.

Rápidamente aumenta la población de la Villa, quedando desde su fundación dividida en cuatro barrios: el determinado por los primitivos cristianos situado alrededor del templo de la Virgen del Prado, próximo al pozo de su origen; el barrio de los hidalgos, establecido en torno del Alcázar del Rey; el de la morería y el de los judíos, barrios que, a pesar del oleaje del tiempo, al cabo de algo más de seis siglos, los nombres y fisonomía de alguna de sus calles determinan el sitio donde estuvieron.

Puerta de una antigua vivienda que existió en la calle de la Zarza, donde actualmente se encuentra el espacio habilitado para aparcamiento, y que perteneció al antiguo barrio cristiano de la Virgen

Comprendía la barriada de los moros o morería, todo el ámbito desde la puerta de Santa María a la de Alarcos, que por el interior cerraban las calles de Postas y Morería. Se extendía al barrio de los judíos, por el lado oriental, la muralla comprendida entre las puertas de Calatrava y de la Mata; por el poniente, hasta la calle de la Paloma; por el norte, la calle de Calatrava, y por el sur, la calle de la Mata y su prolongación por la calle Lanza. Este barrio estuvo formado por un vastísimo cuartel dividido en dos partes desiguales por la calle principal de la judería, la hoy llamada Comandante López Guerrero.

La población cristiana se extendió por todo lo restante de la villa, dividido en dos barrios: el primitivo de Pozuelo de Don Gil y el moderno junto al Alcázar Real.

Hasta principio de siglo Ciudad Real conservó el plano topográfico de su fundación con pocas transformaciones. Este tenía la forma de una elipse casi completa, cuyos ejes arrancaban, el mayor, de dirección de norte a sur, desde la Puerta de Toledo a la de Granada y el menor, desde el extremo de una línea que dividiendo por la mitad el poblado comprendido entre las puertas de Calatrava y la de la Mata, termina en la parte occidental del antiguo barrio de la Lentejuela, hoy calle de Don Antonio Blázquez. Todo él estuvo cercado de murallas enlazadas con 130 torres con tres puertas principales: la de Toledo, la de Granada y la de Alarcos. Había, además, cinco portelones o puertas menos importantes: la de Calatrava, la de la Mata, la de Ciruela, la de Santa María y la del Carmen, Murallas y puertas proyectadas por el Rey Fundador, pero terminadas con posterioridad de su reinado, desaparecieron en el siglo pasado en sucesivos aprovechamientos y demoliciones. En la actualidad solo se conserva la de Toledo y un pequeño lienzo de la muralla que hubo entre la puerta de la Mata y Granada y los nombres de las restantes puertas en los lugares en donde estuvieron.

La arraigada honradez y fidelidad que los villarrealengos mantuvieron siempre con la Corona costó a éstos, mas de una vez, la sangre e incluso las vidas de los mismos, en las frecuentes escaramuzas sostenidas con la vecina rival Orden de Calatrava, la que jamás vio con buenos ojos a la naciente Villa del Rey, dentro del Campo de la orden, exenta de tributo.

Los de Villa Real siempre estuvieron al servicio de los reyes. En el siglo XV, cuando don Juan Segundo se hallaba cercado por su enemigo en el Castillo de Montalbán, las milicias de Villa Real acudieron con diligencia al auxilio del rey. Salvada la situación, don Juan quiere premiar a los valientes villarrealeños que con su coraje y valor habían acudido en su defensa y en diciembre del año 1420, como premio al comportamiento a los de Villa Real, eleva la Villa a categoría de ciudad, trocando su título por el de “Muy noble y leal ciudad de Ciudad Real”.

Hermenegildo Gómez Moreno (Diario Lanza, viernes 15 de enero de 1982, página 7)

El castillo de Montalbán es un castillo que se encuentra en el término municipal de San Martín de Montalbán, al sur de la provincia de Toledo. Juan II quedó sitiado en el castillo por las tropas del infante don Enrique, que más tarde sería rey, en diciembre del año 1420. Tras un sitio de dos meses, las tropas del infante don Enrique levantaron el sitio y se marcharon; esto fue en parte gracias al apoyo prestado por la entonces Villa Real, que mandó al castillo unos mil quinientos hombres armados de su milicia en ayuda del rey. Como premio por el valioso servicio, el rey Juan II concedió a Villa Real el título de Ciudad Muy Noble y Muy Leal; desde entonces, Villa Real cambió su nombre a Ciudad Real.

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