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sábado, 14 de noviembre de 2015

ADIOS A MI VIEJO PALACIO


El palacio de la antigua Chancilleria de Ciudad Real, posteriormente propiedad de los Marqueses de Treviño que termino sus días como Escuela de Comercio, en una fotografía de Octubre de 1964 del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Una vez más se ha cebado la piqueta sobre un noble edificio, el Palacio del Marqués de Casa Treviño, para levantar en su solar otra “Torre” o lo que sea, dándole a la ciudad ese aire de enfermo tan de moda en este tiempo actual, falto de espiritualidad y cargado de materialismo. Reconozco que estas destrucciones en las grandes urbes son necesarias, pero a Dios gracias, a nuestra capital no le ocurre esto ya que su gran problema, es su exceso de extensión.

Sus cimientos, sin lugar a dudas, mantuvieron el Palacio de nuestra Chancillería orgullo de los manchegos, Alto Tribunal de Justicia con jurisdicción desde el río Tajo a todo el sur, dependiendo de Ciudad Real capitales tan importantes como Sevilla, Córdoba, Granada, etc. Su emplazamiento lo han venido pregonando todos los cronistas locales, pero yo me baso para mayor seguridad en la “Cronología de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios”, aprobada por Pío V, publicada en 1716, al hablar de su instalación en Ciudad Real, hace mención de la chancillería y su emplazamiento. “El convento estuvo en la Huerta del Pangino frente a la casa que ocupó la Chancillería, y que se abandonó por ser lugar insano y no reunir condiciones higiénicas…”.

Ciudad Real siempre tuvo abolengo en leyes, así vemos que en las Cortes de 1346, celebradas en nuestra capital por Alfonso XI de Castilla en su Real Alcázar dicta 16 de ellas, que durante muchos años se conocieron con el nombre de Leyes de Villarreal. Se dicta también aquí el Privilegio de Asadura (tengo la ejecutoria de un viejo pleito entre la Santa Hermandad Vieja de Ciudad Real, el honrado Concejo de la Mesta y varios vecinos de Alcázar, en fotocopia) que así lo atestigua. Aquí también se dictó por aquel rey, otra ley fundamental creando la Cabaña Real a favor de la Mesta y limitando el poderío de las Ordenes Militares en materia de ganadería. Y así sigue el camino jurídico hasta llegar al año 1484 creando en Ciudad Real nuestra Chancillería, construyéndose su palacio frente al Huerto del Pangino, hoy mercado de Abastos, por aportación popular, al carecer de fondos nuestro municipio. Los Reyes Católicos pusieron como condición previa que para mantener el rango del Alto Tribunal había que darle morada digna, y así se hizo.

Han pasado los años, y el Palacio del Marqués estaba en mal estado y esto es cierto. ¿Pero no se están reconstruyendo castillos, murallas, torres, etc.? ¿No vemos cómo los pueblos defienden sus monumentos contra viento y marea? Quizá en peor estado se encontraba en Valladolid el palacio señorial de los Pérez de Vivero, donde estuvo instalada la primera Chancillería de España  donde contrajeron matrimonio los Reyes Católicos, lo han reconstruido y para darle más solera han instalado la Audiencia Territorial en tan bello marco.

¡Adiós viejo palacio! ¡Ya no contemplaremos más tu escudo heráldico ni tus grandes patios, donde soñando un poco se adivinan las diligencias o vetustos coches judiciales que salían para el sur, ni los alguaciles a caballo con su negra ropilla, ni aquellos magistrados de luengas barbas y de imponente indumentaria…!

Y por último, un ruego al señor alcalde. Si todo irremisiblemente ha desaparecido, yo pido que por lo menos perdure el recuerdo de nuestra chancilleria, sustituyendo el nombre actual de Avenida del Imperio por otro más concreto y de orgullo local, que se denomine de aquí en adelante “Avenida de la Real Chancilleria”, y que se salve el escudo heráldico que campeaba sobre la puerta principal, dándole adecuado marco.

Si asó lo haceis, muchas gracias, señor alcalde.

José Rodrigo Rico. Diaro “Lanza”, miércoles 15 de agosto de 1973, Extra de Verano



2 comentarios:

  1. Una pena. Ahí pasé tres cursos (del 62-63 al 66-67). Me encantaba ese palacio señorial del que podíamos disfrutar los estudiantes de Comercio. Guardaré la foto con amor. Pocas veces he vuelto a Ciudad Real, pero nunca he querido pasar por allí.

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  2. Estudié allí la Carrera de Comercio del 63 al 66. No perdono que no se salvara ese magnífico edificio.

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