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domingo, 13 de marzo de 2016

12 PASOS RECREAN LA VIDA DE JESÚS MISERICORDIOSO



El camino de la misericordia preludia la Semana Santa de Ciudad Real con una pintura al natural sobre un lienzo de grandes dimensiones en el que cobran vida personajes para contar la historia de Jesús Misericordioso.


El Arciprestazgo de Ciudad Real culminó ayer la semana de la Misericordia con doce pasos de Semana Santa en la calle para narrar momentos claves en la vida de Jesús, en una extraordinaria unidad y comunión entre los creyentes y las hermandades que participaron en la actividad denominada “Camino de la Misericordia”.


Es la primera vez que 12 pasos de Semana Santa se juntan en las calles de Ciudad Real, ni siquiera durante la Semana de Pasión coinciden el mismo día y a la misma hora. Pero ayer, era un día muy especial: una jornada de oración en el Año de la Misericordia. Así que las hermandades lucieron sus mejores galas para testimoniar a Jesús fuera de calendario (siete días antes del inicio de la Semana Santa), contribuyendo a recrear cuatro momentos de la vida de Jesús. En la primera escena tomaron parte el Ecce Homo (Pilatos), Nuestro Padre Jesús de la Bondad y la Cofradía del Encuentro. El pasaje denominado ‘Abandonado’ se recreó en la plaza de los Mercedarios. Las personas que se dieron cita en el lugar escucharon la lectura del evangelio según San Mateo que alude al momento en el que se acercan a Jesús los pecadores para oírle y los fariseos y escribas murmuran: éste recibe a los pecadores y come con ellos, respondiendo Jesús con la parábola de las ovejas. El pasaje terminó con el salmón 22.


Muy cerca de la plaza de los Mercedarios, frente al Camarín, se representó la segunda escena con los pasos de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto, el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen del Mayor Dolor. En esta estación se escenificó el momento denominado “Entregado”. Comenzó con un canto, para continuar con la lectura del evangelio de San Marcos referido al episodio de la pobre viuda que da lo poco que tiene, frente a los ricos que dan lo que les sobra. En esta ocasión se eligió el salmo 30.


La tercera escena bajo el epígrafe “Despojado” evocó la parábola relativa a la piedra angular en la plaza de la Iglesia de Santiago con los pasos del Santísimo Cristo del Amor (Descendimiento), el Cristo de la Caridad (Longinos y María Santísima de la Amargura). Tras interpretar el canto del Siervo de Yavé, se procedió a la lectura del evangelio de San Mateo (21, 33-45) alusivo a la parábola del hombre que plantó unas viñas y perdió a su hijo y a sus criados a manos de los labradores a los que les había arrendaron las vides.


A las puertas de la Catedral se recreó la cuarta escena titulada “Acompañados” con la Santísima Virgen de la Misericordia, Nuestra Señora de las Angustias y el soberbio grupo escultórico de la Santa Cena. En este capítulo, tras el canto de Jesús está entre nosotros, se leyó el evangelio de San Mateo (28, 16-20) que alude a los once discípulos que se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado y a los que pidió que enseñaran todo lo que les mandó.


El pasaje terminó con el salmo 118, seguido por un buen número de personas, al igual que en los demás capítulos en los que se dio testimonio de Jesús.
 

La viga maestra. La catequesis de calle celebrada ayer revistió un carácter «muy especial» de acercamiento a Dios y al sacramento de la reconciliación en este año en el que la Iglesia Católica celebra el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.


Alberto Ibáñez, miembro del Consejo Arciprestal, destacó a este diario que en la actividad celebrada ayer bajo el epígrafe “Camino de la Misericordia” se leyó una frase de la bula del papa Francisco, que ha animado a todos los cristianos a ser misericordiosos los unos con los otros porque «la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia».


El documento pontificio recuerda que «Jesús con su palabra, sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. Nada en Él es falto de compasión».


Ayer, en las calles de Ciudad Real se dio testimonio de los signos de Jesús Misericordioso sobre todo los relativos a los pecadores, a las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes que llevan consigo el distintivo de la misericordia. Del mismo modo, se hizo hincapié en las palabras del Papa recogidas en la Bula Misericordiae: «Dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos». Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: «Dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos».


El Consejo Arciprestal repartió 2.000 folletos entre las personas que participaron ayer en la jornada de oración que ha cerrado con éxito la semana de la Misericordia.



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