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miércoles, 2 de noviembre de 2016

TIEMPOS DE TERROR EN CIUDAD REAL A CARGO DEL FRENTE POPULAR. CIUDAD REAL 1936-1939 (I)



YO AFIRMO, Y LA HISTORIA ME DARÁ LA RAZÓN, QUE EL SEGUNDO PAIS CON DICTADURA PROLETARIA EN EUROPA SERA CIERTAMENTE ESPAÑA
Lenin

SI GANAN LAS DERECHAS, TENDREMOS QUE IR A LA GUERRA CIVIL
Largo Caballero

Para comprender la guerra civil española de 1936, es muy necesario conocer antes sus dramáticos precedentes. Viendo éstos –que constan con fidelidad en la prensa y escritos de intelectuales de la época-, hay que meditar  las amargas palabras de aquel republicano duro, Pi y Margal, al derrumbarse en 1873 la I República: “Entre la dictadura y la anarquía, los pueblos acaban optando por la dictadura”.

El retorno de la monarquía y la elevación al trono de Alfonso XIII, -rey complejo incluso para sus propios biógrafos, pero en definitiva gran rey- trajo a España en parte el principio del fin de su unidad.

Monárquicos y republicanos, liberales y progresistas en un inicio del siglo XX que se empezaba a vislumbrar complicado, y prepararon lo que unos han catalogado como las “dos Españas” y otros como Alcalá Zamora “las tres Españas”. Traicionado Alfonso XIII por la política, exprimido por la iglesia y la aristocracia, burlado por el ejército a quien tanto mimó, pasó injustamente por la historia de España como un Luis XVI sin guillotina, tras el golpe de Estado del 12 al 14 de abril de 1936.

Curiosamente fue muy valorado internacionalmente, pues su labor de mediador y Jefe de Estado neutral en la guerra del 14, -ahora se cumplen 100 años- salvando cientos de vidas humanas por su personal intervención a favor de los potencias beligerantes del conflicto europeo.

La Dictadura de Primo de Rivera, y otros errores del Rey, provocaron la caída y precipitación de la monarquía y el advenimiento por golpe de estado de nuestra II República.

Una vez expulsado de España el Jefe de Estado y Rey de todos los Españoles, fue proclamada la II República Española, siendo elegido Presidente Provisional D. Niceto Alcalá Zamora, el 14 de abril de 1931. Aquí en Ciudad Real, fue su Alcalde electo don Fernando Piñuela Romero, quien proclamo desde el balcón del ayuntamiento capitalino, e izando la bandera tricolor, la República en Ciudad Real.

 
Proclamación de la II República desde el balcón del Ayuntamiento (15 abril 1931)

Para quienes lo desconozcan, nuestro primer Alcalde Republicano, no fue como quiere hacerse creer en la persona de José Maestro San José, como inexplicablemente se ha idealizado por los neosocialitas de la actual sistema plutocracia. El primer Alcalde republicano, de condición Socialista fue Fernando Piñuela Romero, que tras varios meses ejerciendo de primer edil, renunció a la alcaldía al ser elegido Diputado a Cortes Constituyentes tras las municipales de abril de 1931. Ejerció en la guerra como Comisario General de los Ejércitos de Centro y fue ejecutado en Murcia, cuando era Alcalde de esa ciudad, siendo vilmente asesinado por el bando vencedor, tras haber salvado cientos de vidas, entre ellas las del obispo de la diócesis, y salvaguardar el patrimonio entre otras circunstancias y muy particularmente evitó la destrucción de la patrona de Murcia. Conocí siempre de su biografía y protagonismo en nuestra historia general de España por las veces que me hablaron de él, Cecilio López Pastor y Ricardo de la Cierva. Ciudad Real, ni le otorgó calle, ni su fotografía puede hoy ser colocada en la galería de alcaldes de Ciudad Real, tras reiteradas peticiones formales a los alcaldes Nicolás Clavero, Francisco Gil-Ortega y la última en ese cargo Rosa Romero. ! Incomprensible!

Durante la etapa de la II República podemos arrojar datos importantes incluso cuando ocupó la alcaldía en 1934 por parte de las derechas por don Gaspar A. Sánchez Pérez, que en pleno inicio de la guerra civil moriría asesinado en el mes de agosto, pero eso es motivo para otra conferencia sobre la el periodo republicano en la capital de la Mancha.

 
Fernando Piñuela Romero, primer Alcalde republicano de Ciudad Real

Centrándonos en nuestro tema, al llegar las elecciones de febrero de 1936, el ambiente  se hacía irrespirable en Ciudad Real y provincia. El Frente Popular no estaba seguro del éxito electoral en la provincia, y la situación se hacía insostenible Las graves circunstancia de la revolución de Asturias hacían temerse lo peor, incluso en todo momento se preveía cualquier conflicto armado insalvable. La iglesia católica había sido perseguida hasta límites insospechados durante esos años. Curiosamente Ciudad Real, que era y es Priorato de las Órdenes Militares, diócesis dependiente entonces de propio Papa, había tenido incluso la amenaza de ser suprimida desde el Estado como Priorato de las Órdenes Militares, al estar estas derogadas a titulo civil en 1931. Es justo decir que el Obispo-Prior de entonces, hombre destacado a nivel internacional, y la figura más sobresaliente del episcopado español, junto con los cardenales Gomá y Tomás, Vidal y Barraquer y el obispo Mateo Múgica, al ser proclamada la República, fue el primer obispo español en adelantarse y  hacer público oficialmente una circular a todo su clero y diocesanos, pidiendo colaboración con el nuevo poder constituido, a pesar de ser Estenaga un ferviente monárquico. No tiene desperdicio parte del texto elaborado por el Dr. Estenaga, escrito  no sin amargura y dolor, pues era un hombre enteramente  admirador del Rey Alfonso XIII, quien le había protegido y promocionado al episcopado, aun en contra de las “reticencias” del felón Nuncio Tedeschini, por tratarse de un “episcopable excesivamente joven”.

El 1 de mayo de 1931, el Cardenal Segura, hizo una pastoral de exaltación a la figura de la monarquía, pastoral por la que fue expulsado –injustamente- de España, por orden del ministro católico Miguel Maura. El amiente a partir de entonces contra la iglesia y sus fieles fue acrecentándose hasta llegar a extremos durísimos; destrucción de obras de arte religiosa, incendios de conventos, iglesias, asesinatos de sacerdotes y violación de derechos fundamentales.

 
El Frente Popular fue una coalición de los principales partidos de la izquierda que ganaron las elecciones el 16 de febrero de 1936

Dando un salto en el tiempo y  repasando los periódicos editados en aquel mes  febrero del 1936, encontramos el siguiente dato de interés publicado el 10 en el Pueblo Manchego; “El domingo se celebró misa de comunión general por España organizada por las instituciones de A.C de Ciudad real. Este acto revistió una brillantez extraordinaria. Ofició en él el Excmo. Sr. Obispo Prior  que dirigió a los fieles, que llenaban hasta el límite la inmensa nave y las capillas laterales, un vibrante fervorín en el que el “motivo”  que subrayaba los brillantes párrafos en los que habla del deber de los católicos españoles en la hora presente, del deber de patriotas en el momento decisivo de hundir o salvar a España, eran las palabras de “Paz”  y “Amor”.

Es decir que según testigos presenciales, el Dr. Estenaga aclamó que era el tiempo eje de que España se hundiría o se salvaría inevitablemente.

Es decir ya se preveía que la guerra era un hecho.

El asesinato del jefe de la oposición por miembros del gobierno del Frente Popular, hizo estallar la guerra civil.

Hablan los fusiles

El 18 de julio de 1936, a las 5 de la tarde, el ejército de Marruecos se levanta contra el Gobierno de la Nación. En Ciudad Real, al carecer de guarnición militar y permanecer la Guardia Civil indecisa, no hubo el más mínimo movimiento. La preparación de la sublevación en la capital se llevó a cabo bajo la dirección de Falange. Amadeo Mayor Macías, estaba al frente de su Jefatura.

Desde Madrid fue enviado un hombre de íntima confianza de José Antonio Primo de Rivera, siendo este Fernando Aguinaco Blanco. Su misión; proselitismo y preparar la savia nueva falangista en la Mancha.

Aquí en Ciudad Real, los primeros en recibir noticias confusas del pronunciamiento, fueron los oficiales del gobernador civil de la provincia, Germán Vidal Barreiro, quien convocó urgentísimamente a los jefes líderes políticos y sindicales del Frente Popular en la capital, a una reunión en su despacho. Manuel Romero, de Unión Republicana; Arturo Gómez Lobo, de Izquierda Republicana; Domingo Cepeda, más conocido por “cepedilla”, del Partido Comunista, José Tirado, de la CNT, Francisco Colás R. de la Sierra, Fernando Piñuela Romero, Antonio Cano Murillo, del Partido Socialista; Benigno Cardeñoso de la UGT, -Trabajadores de la Tierra- ; el presidente de la Comisión Gestora Provincial; Francisco Maeso Taravilla, manifestaron su inquebrantable fidelidad al Gobierno fretepopulista. También lo hizo el Coronel de la Guardia Civil Salafranca, garantizando su fidelidad de la pequeña guarnición militar al poder constituido y a la República.

Al medio día del 19 se reunieron en la casa denominada como de Los Corcheros –situada en la calle calatrava 11, esquina con Audiencia- propiedad de los hermanos Mayor Macías, con un grupo armado a las ordenes de Fernando Aguinaco Blanco, con la pretensión de comenzar ya el alzamiento en la capital. Confiados estos que serían secundados por la Guardia Civil. Al intentar las milicias del Frente Popular registrar la casa, fueron recibidas con una descarga que causó heridas a los milicianos Ángel Lapeira y Ángel Cepeda. Durante el tiroteo y forcejeo resultó alcanzado en su cráneo frontal y muerto por impacto de proyectil, el íntimo amigo de José Antonio Primo de Rivera, Fernando Aguinaco Blanco. El resto de falangistas intentaron huir por tejados colindantes, produciéndose una exagerada persecución seguida de numeroso público asistente.

 
Casa de los Corcheros de la calle Calatrava esquina a Elisa Cendrero, lugar donde se desarrolló el levantamiento falangista de Ciudad Real el 19 de julio de 1936

En el A.H.N. hay un documento Pieza núm.2 Alzamiento Caja 1.031. en el que nos da testimonio el Juez Municipal Juan Ignacio Morales Sánchez Cantalejo, al salir de misa de la Iglesia de la Merced; “fue avisado el declarante por el alguacil del Juzgado ya que estaba actuando como Juez de Instrucción interino de esa capital y su Partido por estar nombrado Juez especial el propietario. Concretamente se me dijo que fuera al Juzgado pues habían avisado que había un hombre muerto en una casa de la calle Calatrava. Personado en el Juzgado se constituyó éste acompañado del Sr. Teniente Fiscal de la Audiencia, del médico Forense y el alguacil de servicio con la asistencia del Secretario propietario. Desde que salimos del edificio de la Audiencia se pudo observar que las milicias rojas estaban rodeando toda la manzana en que se encontraba la citada casa y cuya esquina opuesta cae casi enfrente del edificio de la Audiencia, todos tenían armas cortas y largas y era el primer día que las usaban de forma descubierta. Desde dicho momento y aún antes sentimos muchos disparos que se hacían desde los tejados y azoteas y con gran riesgo para todo el Juzgado y abriéndonos paso entre las filas de hombres y chiquillos armados pudimos llegar a la casa numero 11 de la calle calatrava de esta Capital llamada de los Corcheros perteneciente a la familia de D. Amadeo Mayor que entonces nos dijeron era el Jefe de Falange y estaba detenido. De momento encontramos la casa vacía y procedimos a registrarla sin  encontrar a nadie, al llegar muy cerca de la puerta de entrada había un cadáver de un hombre joven que por documentos y manifestaciones pudimos identificar como perteneciente a D. Fernando Aguinaco que estaba muerto de un tiro. Al salir del corral se vinieron hacia nosotros, por varios tejados que rodeaban la casa, varios muchachos jóvenes que andaban huidos y, perseguidos con saña por los rojos que pretendían cazarlos, se vio claramente que su deseo al ver al Juzgado y a la Guardia Civil era entregarse a nosotros para ampararse y que no les cogieran las milicias. Con ese motivo, al ver a estos chicos que venían hacia nosotros en esa dirección  y desde varios tejados nos hicieron gran  numero de descargas de armas de fuego de todas clases  teniendo la necesidad de arrojarnos al suelo, y arrastrándonos, volver a la esquina del corral. No obstante, la mayor parte de los muchachos huidos llegaron a nosotros afortunadamente sin ser heridos, recordando entre ellos algún Ruyra, a Ruiz, Cambronero y algún otro que no recuerdo. Al poco rato se personaron dos hermanos del dueño de la casa y no pudimos salir de ésta ni evacuar a los detenidos por miedo a represalias de las turbas hasta cerca de las cinco de la tarde después de haber realizado las diligencias propias del caso”.

 
Amadeo Mayor Macías (izquierda), jefe provincial de Falange, y su hermano Mateo. Ambos detenidos el 19 de julio de 1936 en la casa de los Corcheros y posteriormente asesinados

La Guardia Civil, se inhibió en este conato de levantamiento, prestándose a la detención de Amadeo, Mateo e Isidoro Mayor, José Ruiz Cuevas, Juan Cambronero Polo, así como Manuel Ruyra Ruescas que fueron interceptados en la propia casa. Jesús López Prado y Manuel García Valencia en viviendas contiguas donde habían buscado salvaguardarse de la afrenta.

Una vez sofocado el intento de conato de levantamiento, la primera obsesión y error del Gobernador Civil es trasladar la Guardia Civil a Madrid. Vidal Barreiro recelaba y mucho de la “lealtad” de la Benemérita. Con la salida y traslado de la Guardia Civil se hizo un vacío de poder en nuestra capital. Las milicias locales se hicieron únicas garantes de la seguridad y “orden” en la capital. Los abusos y desmanes de lesa humanidad eran constantes desde el mes de julio hasta que el sustituto de Vidal Barreiro el nuevo Gobernador Civil Serrano Romero, en base del decreto de 27 de diciembre de 1936 procedió a su parcial disolución por el bien del orden y mantenimiento  general de la autoridad gubernamental.

Liberto López de la Franca, Conferencia pronunciada en 2014 sobre la Guerra Civil Española

 
Fotografía de Fernando Aguinaco Blanco, primera víctima mortal de la guerra en Ciudad Real a manos de milicianos del Frente Popular y sepultura en el cementerio capitalino

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