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viernes, 10 de noviembre de 2017

UN LIGNUM CRUCIS DEL SIGLO XVI EN LA PARROQUIA DE SAN PEDRO



La Parroquia de San Pedro de Ciudad Real guarda entre sus tesoros ocultos y que solo se puede ver ciertos días del año, un Lignum Crucis que es una reliquia de la Cruz de Cristo.

Juan Crespo Cárdenas, en su libro “Plata y Plateros. Ciudad Real, 1500-1625”, realiza la siguiente descripción del Lignum Crucis que es anterior a 1572:

La reliquia es de plata dorada, torneada, fundida, relevada, repujada, filigrana, aljófares y cristal.

La cruz está desmembrada, sobre todo los brazos horizontales y el vertical superior.

37,5 cm de altura, 19 x 14,5 cm de base, 19 cm de ancho por los brazos y 1.020 g.

En el pie, junto al relieve de San Pedro: cabeza viril de perfil derecho, sobre M rematada por punto y flanqueada por columnas y coronada.

 

Pie de planta mixtilínea con varios entrantes y salientes, y ancha pestaña plana moldurada con zócalo recto e incisiones verticales que dan paso a moldura troncopiramidal, dividida en cuatro segmentos por cenefas vegetales, en donde se repujan figuras de cuerpo entero en bajorrelieve, representando a San Pedro, San Pablo, María Magdalena sentada sobre el sepulcro y la Verónica. El astil arranca de platillo dando paso mediante cuello a taza gallonada sobre la que descansa el nudo cilíndrico ornamentado con festones; a este se adosan cuatro dragoncillos rematados en parte inferior y superior por tornapunta. Dos elementos discoidales, separados entre sí por cuerpo cilíndrico y con otros cuatro dragoncillos de menor tamaño que los anteriores dan paso a la cruz de cristal, rodeada toda ella de filigrana y rematada en extremos por cantoneras con perillones. Por el anverso, en la intersección de los brazos se encuentra la caja de relicario, a modo de templete, entre dos cabezas de querubines. Sobre una plancha cuadrangular descansan las pilastras avolutadas, enmarcando la hornacina de medio punto, donde se encuentra la reliquia, rodeada de cadena de aljófares. El arquitrabe lo compone un pequeño baquetón, seguido de otra cadena de aljófares, dando paso cornisa volada con banda de perlas sobre el que descansa el pequeño ático calado. De los vértices de la cruz parten cuatro perillones y en el reverso, detrás del relicario, se sobrepone un querubín.

La marca de localidad corresponde a México que perdurará hasta el siglo XVIII, con distintas variantes; la cabeza y las columnas son las de Hércules, las letras abrevian el nombre de la ciudad. Según Cruz Valdovinos, esta marca de figura con perfil derecho se utilizó hasta 1572, fecha tope que ponemos en la realización de este relicario. Es de resaltar que la O de abreviatura de México aquí aparece como un punto, bien es un defecto de impresión o se trata de una variante no conocida.


Los brazos cilíndricos son típicos de la cruces de altar o relicarios que se conocen mexicanos: Fregenal de la Sierra (Badajoz), Catedral de Palencia y colección particular (México). Del mismo modo que el empleo de un pie con perfil muy recostado y figuración tardía es típico en cálices.

Sobre su procedencia se desconoce. Si hacemos caso a Inocente Hervás, tenemos que decir que el jesuita Juan Bautista Pacheco pidió permiso a Clemente VIII para extraer de los cementerios de Roma Reliquias de los santos y así, enriquecer la iglesia de san Pedro. Esto no es muy probable ya que Clemente VIII fue elegido papa en 1605 y el relicario según su marca es anterior a 1572.

En la iglesia a la que pertenece el lignum hay una lápida sepulcral del siglo XVI, adosada a la pared; en ella puede leerse que se trata del enterramiento de Alfonso Estrada, regidor y fiel ejecutor de Ciudad Real y gobernador de los reinos de la Nueva España. Nos parece más lógico que la existencia del lignum crucis esté relacionada con Alfonso Estrada.

Por otro lado en el libro de la cofradía del Santo Cristo de la parroquia de San Pedro de Ciudad Real, en un cabildo fechado el 21 de abril de 1604, se acuerda realizar una procesión solemne por las calles de la ciudad con algunos santos y el lignum crucis. Del mismo modo en un inventario realizado en la misma cofradía con fecha de 26 de febrero de 1645 se dice: “una peana de palo dorada en que se pone la reliquia de la Santa Cruz”. Puede tratarse de esta misma pieza”.

En torno a esta reliquia se fundaría en 1605 la Hermandad de la Santa Cruz, que al inicio del siglo XX paso a conocerse como Jesús Caído.


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